Anoche, ella subió por una escalera hasta el cielo, iba en busca de sus recuerdos. Las estrellas respiraban en su alma mientras transitaba por mis sueños. Algunas veces nos cruzamos en la calle de sus ojos, tan larga como el trayecto a mi casa. Al verla, el silencio la acompañaba, porque con su voz encendía estrellas. Así fue que repentinamente, la olvidé. Porque al abrir mis ojos, recordé que en la próxima estación, Rojas Magallanes, terminaba mi viaje.