Trayecto diario
Noviembre de 2014.

Cierro mis ojos y me detengo,
Abro un espacio a la calma.
Sé que el sonido del agua me sana,
Más aun, el de un beso en mi alma.

Pero antes anduve despierto,
Iluminé mis ojos en la mañana
Me vestí con camisa y corbata
Fui al siguiente acto que me esperaba

En el trayecto
Las calles tienen huellas etéreas,
Mis ojos las leen como un escáner
Y veo muchas cicatrices cercanas

Diariamente, voy y vuelvo.
La costumbre se hace incesante.
Los paraderos acogen necesidades
Rostros sin nombre, leyendo cicatrices.

Cuando voy, busco la braza que parte la tierra.
El calor del abrazo que une momentos.
Tal vez, el sabor de los bosques en las alas del viento,
O el sabor del tiempo y su andar presuroso.

Así llego al principio, cuando me miro hacia dentro.
Recorriendo mis calles, que no tienen nombre.
Donde transita lo etéreo, sin restricciones ni impuestos.
Lugar de calma, en el alma.